Cultura
La Estatua De Goya Es un Regalo de Madrid
¿SABÍAS QUE…? La Estatua De Goya Es un Regalo de Madrid
¿Sabías que su primer emplazamiento fue en el Jardin Public y que por motivos ambientales se decidió recolocar en la Court de Mably, junto a la iglesia donde se celebró su funeral?
Un resumen de la historia que te permitirá descubrir Burdeos.
Paseando por el elegante barrio de Les Grands Hommes, se encuentra una de las plazas más históricas de la ciudad, La Court de Mably, nos recibe frente a la imponente fachada barroca de la Iglesia de Notre Dame que continúa por su lateral con la fachada decimonónica del antiguo claustro. Frente a ella, nos encontramos al vecino más ilustre del barrio, Francisco de Goya y Lucientes. Vestido a la moda francesa de principios del siglo XIX, con gabán largo, pañuelo al cuello, chaleco, pantalón y unas pesadas botas, en una mano, casi con intención de ocultarlo, Goya se apoya sobre su rudo bastón y con la otra, pegada al pecho, agarra su sombrero de copa. La escultura del célebre pintor, de gran realismo, nos presenta a un Goya, anciano, con rostro sereno, firme, con la mirada al frente, segura y como si continuara paseando con melancolía por las mismas calles, prácticamente inalteradas con el paso del tiempo.
Goya, pintor de cámara del rey de España, Fernando VII, había elegido Burdeos para su retirada voluntaria, atraído por la invitación de sus amigos liberales, exiliados durante la Década Absolutista. Con los permisos reales, Goya se establece en Burdeos y su llegada se convertiría en todo un acontecimiento para la sociedad del momento. Francisco de Goya y Lucientes, considerado el pintor más relevante de todo el siglo XIX y el mejor pagado del momento, vivirá sus últimos cuatro años de vida, de 1824 a 1828, participando en las reuniones de la alta sociedad burguesa y disfrutando de las buenas amistades que aquí encontrará.
Tras su fallecimiento, la ciudad al completo participará en el gran funeral que recibió en la Iglesia de Notre Dame. La plaza se abarrotó, la comitiva fúnebre tirada por seis caballos enlutados se abría camino entre el gentío y en la puerta de la iglesia, sus amigos, su familia, los exiliados españoles y los diputados liberales que desde Madrid habían llegado para acompañarle en este último adiós. Se cerraba así una etapa en la historia del arte, Goya murió y en ese mismo momento nació el mito del genio de Fuentedetodos.
El 27 de enero de 1984, El alcalde de Burdeos, Jacques Chaban-Delmas, y el de Madrid, Enrique Tierno Galván, firmaron el acuerdo de hermanamiento entre ambas ciudades.
Años más tardes y dentro del programa cultural de dicha unión, una delegación madrileña inauguraba, el 28 de marzo de 1995, una estatua del pintor en el Jardin Public de la ciudad. Se quería así, rendir honores al artista español y para ello, Madrid agradecida, realizó una copia de la majestuosa escultura que el valenciano Mariano de Benlliure realizará en 1902 por orden del alcalde Alberto Aguilera y que fue colocada frente a su actual sepultura, en la ermita de San Antonio de la Florida, Mas tarde, cambiará su ubicación al Parque del Retiro de forma breve, hasta que pasó a presidir la calle Goya del madrileño barrio de Salamanca. Pero los avatares del destino, hicieron que en 1946 fuera recolocada de forma permanente en su actual emplazamiento, frente al Museo del Prado, donde fue llamada popularmente como “la viajera”. Pero la escultura “hermana” de Burdeos, seguirá los pasos de la de Madrid, y también será cambiada de su lugar original. El Jardin Public, el más hermoso y romántico de la ciudad, aceleró el envejecimiento del bello bronce, la humedad del parque, las plantas y la acción de las palomas, deterioraron la escultura de forma preocupante. Por ese motivo, casi diez años más tarde, el Ayuntamiento de Burdeos llevó a cabo su restauración, y finalmente, el 28 de marzo de 1995, el alcalde y el cónsul español, la presentaron a la ciudad en su actual emplazamiento, la Courd de Mably.
Goya conocía muy bien ese nuevo entorno, los edificios que le rodean, la iglesia, su barrio y sus calles, volverá a ver de nuevo al anciano pintor, sereno, firme y seguro, como un paseante más, en la ciudad que le vio morir, y junto a la iglesia donde le dieron sus vecinos el ultimo adiós.
Articulo realizado por Juan Reyero
HISTORIADOR
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