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Teatro

Crazy Horse, el Cabaret Parisino que Conquistó a Dalí y que Huye de lo Vulgar

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El Crazy Horse, uno de los pocos históricos cabarés que resisten en la ciudad de París, abre sus puertas al público este fin de semana, durante las Jornadas de Patrimonio, para presumir de historia: más de 70 años cargados de espectáculo y atrayendo celebridades.

Confundidos por la espectacularidad del molino y su inequívoca presencia en la historia del arte francés, los turistas que llegan a París suelen hacer cola para ver un cabaré en el Moulin Rouge, en el corazón de Montmartre. Pero en Descubre Magazine les vamos a confesar un secreto: el escenario que prefieren los parisinos se llama Crazy Horse, situado en la célebre avenida George V.

Con motivo de las Jornadas del Patrimonio, la sala ha abierto sus puertas al público para poner en valor su historia. ¿Cómo no presumir de sus espectáculos y de sus clientes cuando desde 1951 el Crazy Horse ha atraído a toda la crema artística europea?

Crazy Horse - Descubre Magazine © Antoine Poupel

Crazy Horse © Antoine Poupel

Sobre sus tablas dio sus primeros pasos un tal Charles Aznavour, y en sus sillones se reposaba el catalán Salvador Dalí.

Entre sus bambalinas se han colado divas como Dita Von Teese y la modelo Pamela Anderson, que se atrevieron a hacer un cameo en su famoso espectáculo, al que han asistido cantantes y actores como Beyoncé, Mike Jagger o Alain Delon. Todos estos nombres, y muchísimos más, quedaron grabados en el muro de la sala principal tras la completa reforma que sus propietarios hicieron en 2021, tras la pandemia de covid.

Esta ha sido en realidad su única reforma desde su apertura en 1951, que permitió al Crazy Horse adaptarse a los nuevos tiempos y apostar por la viralidad, es decir, la aspiración de llegar a un público más joven gracias a las redes sociales. Entonces, su directora, Andrée Deissenberg, contaba que la casa había dado la orden al arquitecto Benoît Dupuis de convertir el sitio en un lugar “instagrameable”, pero conservando la memoria del Crazy Horse y “sin caer en la vulgaridad”.

Crazy Horse - Descubre Magazine © Antoine Poupel

Espectaculos de Cabaret Crazy Horse ©Antoine Poupel

Así se entiende que su nueva fachada cambiara la tradicional figura de labios rojos por una boca dibujada con luces de neón, mucho más minimalista, inspirada en el París de los años 30, mientras que en el interior se proyectan creaciones de Marcel Duchamp o Salvador Dalí, a quien era fácil encontrar sentado en primera fila, apoyado en su bastón y embobado por las bailarinas.

Es en cierto modo un templo del arte, con el cuerpo femenino como centro de ese universo: preside la entrada un muro repleto de pechos, inspirado en la escultura de un seno que fue moldeado por el artista César a semejanza de la teta de una de las bailarinas del cabaré.

Crazy Horse - Descubre Magazine © Antoine Poupel

Espectaculo Crazy Horse ©Antoine Poupel

Entonces, el Crazy Horse contaba con un escenario minúsculo, pero era un sitio de paso obligado para quienes querían hacerse un hueco en la música y el espectáculo francés, como fue el caso de Aznavour.

Este fin de semana, el público descubrirá un recorrido exclusivo comentado por dos bailarinas y conocerá incluso el “backstage” de la sala, que suele estar cerrado al público. Así, descubrimos por ejemplo que el Crazy Horse se inspiró originalmente en los “saloons” americanos. Varios hombres jóvenes disfrazados de ‘cowboy’ recibían al público, que podía comer espaguetis y beber cerveza mientras veía a los artistas.

Fue ya en los años 60 cuando el Crazy Horse evolucionó creando una huella mucho más personal, en concreto su famosa tropa de bailarinas femeninas, de todos los orígenes, que llevan al escenario números ingeniosos y divertidos, para ponerle ritmo a la noche.

Crazy Horse - Descubre Magazine © Antoine Poupel

Crazy Horse ©Antoine Poupel

Y es que es un error pensar que los cabarés son sólo un lugar donde ver a chicas con poca ropa. La sutileza, una iluminación elegante, canciones que te obligan a sacar el pañuelillo y bailes imposibles demuestran que el elenco está formado por artistas y acróbatas, acompañados a menudo por magos, cantantes e incluso mimos. Eso sí, ahora el Crazy Horse ha cambiado la cerveza por champán y reina un ambiente intimista en la sala, decorada con sillones en forma de labios -otro guiño a Dalí-.

Entre el público, algunos turistas bien entendidos y parejas y amigos que disfrutan del espectáculo tras un día duro de trabajo. Así que ya saben, si quieren ver a qué se parece un cabaré del siglo XXI con una buena dosis de clichés franceses -nunca están de más cuando uno va a París-, acérquense al Crazy Horse y sean parte de su historia.

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