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Moda

Gabriela Hearst, la uruguaya que quiere convertir Chloé en un lujo sostenible

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Hace ahora dos años que la uruguaya Gabriela Hearst llegó a la firma del ‘chic’ parisino por excelencia: Chloé. La firma, creada en los años 1950 por la francesa Gaby Aghion, ha pasado a trabajar con un 60 % de tejidos de bajo impacto en tan solo dos años, un impulso sostenible que no se entiende sin Hearst.

Para la creadora, de 46 años, la ecología va por delante de la moda y por eso confiesa que “nunca piensa en tendencias”. “Si doy con una tendencia es por puro accidente”, dijo recientemente en una entrevista con The Guardian. Hearst tiene por delante una tarea complicada: tratar de ser sostenible en una marca que para sobrevivir necesita vender bolsos y ropa. De ahí que su trabajo se esté centrando en la investigación -siguiendo los pasos de Stella McCartney-, pero sobre todo en el reciclaje y en la colaboración con colectivos de mujeres en riesgo de exclusión social y procedentes de países golpeados por el calentamiento global.

Para entender la obra actual de esta diseñadora que triunfó en Nueva York con su propia marca antes de recibir la llamada de Chloé, hay que volver al rancho de Santa Isabel en Paysandú en el que creció, rodeada de caballos y ovejas.

 

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Allí, el lujo pasaba por crear artesanía, productos pensados para durar, un principio que marcó primero su marca homónima, creada en 2015, y ahora su labor en Chloé.

En tan solo dos años, y con ella al frente, Chloé ha dejado de vender camisetas de algodón, para evitar el inmenso gasto de agua que necesita la producción de este tejido; ha reemplazado el cashmere por cashmere reciclado, al igual que los vaqueros, que ahora fabrican con una mezcla de algodón reciclado, lino o cáñamo.

 

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Ella no quiere dejar de lado las ventas (“Mi autoestima depende de las ventas”, dijo recientemente), pero no esconde que su modo de vestir siempre ha consistido en la utilización de prendas de calidad recicladas: “Heredé el armario de mi madre, mis hijas recuperan mis vaqueros. La calidad lo es todo. La gente me pregunta por qué mi ropa cuesta tanto. Es por los tejidos y la fabricación, que harán que dure para siempre”, defendió ante la prensa tras su último desfile en París.

 

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Celebrada en una de las salas del Centro de Arte Georges Pompidou de París, su última colección fue una oda a la pintora renacentista Artemisia Gentileschi, una de las pocas mujeres que lograron triunfar en el siglo XVI y XVII en un mundo dominado por hombres. En una línea de blancos y negros, las formas de vestidos con escote de barco renacentista, las mangas amplias y los estampados de formas geométricos tomaron el protagonismo. De fondo, la intención de la uruguaya de poner el foco en el espíritu del Renacimiento, con la ciencia y el arte como motores y salvadores de la sociedad, ante la amenaza de un mundo alterado por el cambio climático. “No tengo mucha fe en los políticos”, confiesa Hearst.

Su ambición en la moda es crear ropa que los clientes querrán llevar el resto de su vida, siguiendo el ejemplo de su propia madre que tenía “muy poca ropa, pero muy bien hecha”. De ahí que su estilo sea una mezcla de piezas minimalistas, el llamado fondo de armario, con otras que beben del folklore sudamericano, mezcla de rural y ranchero, pero adaptado a la vida urbana: ponchos, capas, cinturones con grandes hebillas, botas de piel y vestidos de punto, completan el armario ideal según Hearst.

La diseñadora es además una de las pocas de la industria que no ha rechazado el cuero, es más, se ha mostrado en contra del cuero vegano, tradicionalmente hecho a partir de plástico, que califica de poco ecológico y puro marketing, especialmente en una sociedad que sigue comiendo carne.

 

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La uruguaya es también íntima amiga del cantante español Leiva, con quien se ha aliado en numerosas ocasiones y junto al que protagonizó la última portada de la edición española de Harper’s Bazaar, en febrero de 2023. Leiva cantó en directo en su primer concierto en París, ha desfilado para ella en Nueva York y ha tocado en sus fiestas y eventos de moda. Leiva, por su parte, suele vestir sus creaciones en sus conciertos y siempre ha dejado claro que la moda es muy importante en la construcción pública de un cantante.

Me alimento de lo que hace él”, confiesa Hearst, que crea sus diseños escuchando música, en particular la de Leiva, que, según dice, repara el alma. 

 

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Pese a las ambiciones sostenibles de la uruguaya, que está intentando mostrar que el lujo puede ser un modelo ejemplar en la sostenibilidad, ni el director general de Chloé, Ricardo Bellini, ni ella quieren perder de vista el negocio. La empresa espera conocer el resultado de las auditorías de pérdidas y ganancias sobre el impacto ambiental y social de la empresa. Esa será la prueba definitiva sobre si estos esfuerzos se están traduciendo en que Chloé consiga reducir su huella de carbono. Porque la industria de la moda, la segunda más contaminante del planeta, quiere ser más verde, pero nadie quiere bajar los niveles de ventas y facturación. Si las cuentas no salen, será difícil para Hearst seguir con su tarea en ChloéSi lo logra, es probable que muchos sigan su ejemplo.

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