Belleza
Carita: El “Palace” que guarda los secretos de la belleza parisina
Es una de las direcciones más veneradas por las celebridades francesas. Un lugar donde estrellas y desconocidas acuden desde hace ya setenta años para ponerse a punto: se trata de Carita, la “catedral” de la belleza en París, en palabras de su director Charles Finaz de Villaine, responsable global de la marca, que desde octubre cuenta con un nuevo y apabullante edificio en plena rue Saint-Honoré, a pocos metros de la Place Vendôme y del Palacio del Elíseo.
Carita era el apellido de sus dos fundadoras, María y Rosy Carita, hijas de dos españoles instalados en Toulouse a principios del siglo XX, e impulsoras de muchos de los conceptos que han revolucionado la belleza y los centros estéticos. Entre ellos, la idea de “belleza global”. Carita fue el primer lugar en Francia en el que las clientas podían recibir varios tratamientos estéticos al mismo tiempo: peluquería, manicura, maquillaje,depilación… una posibilidad que ahora nos parece normal pero que en los años 50 fue toda una revolución.
También fueron pioneras en aplicar la tecnología al mundo de la belleza y utilizar instrumentos que introdujeron en sus tratamientos para lograr sacar el máximo de beneficios en sus productos y rutinas.
No es de extrañar que con esta trayectoria las hermanas Carita se ganaran la confianza de estrellas como Françoise Hardy, Catherine Deneuve, Isabelle Adjani, la princesa Carolina de Mónaco o Brigitte Bardot, quienes deben a sus esteticistas el “look” con el que se hicieron famosas. Sí, sí, ese flequillo desenfadado, y ese cabello en apariencia sin peinar -nada más lejos de la realidad- que las jóvenes de hoy día siguen pidiendo a sus peluqueros fotografía en mano, fue creación de las Carita. Ellas fueron las responsables de dar con el envidiado rubio de los cabellos de Bardot o Deneuve, y de encontrar el punto a la mirada de gato de Françoise Hardy, con su delineado negro.
«Salvo la Reina Isabel II y el Papa Juan Pablo II, todo el mundo viene a Carita», decían las hermanas.
El nuevo centro de la belleza parisina es ahora un auténtico Palace de 1.800 metros cuadrados, que ambiciona convertirse en uno de los mayores centros de estética del mundo. Solo la visita merece la pena: tras atravesar el portón de madera, la vista de un templo blanco se prolonga hacia el techo, con un juego de escaleras y arcos minimalistas que invaden el patio central. En la planta baja, dos espacios para recibir un diagnóstico personalizado de la piel y una tienda para informarse de las últimas novedades.
Ya en la primera planta, las cabinas privadas para los tratamientos reflejan el deseo de la firma -adquirida recientemente por L’Oréal- de transformar la visita en una experiencia de lujo: mármol, tonos rosados, amplias camillas de masaje… cortar con el estrés de la vida cotidiana.
El centro cuenta además con un salón de peluquería y otro salón privado, exclusivo para personalidades VIP que suelen asistir a prepararse para grandes eventos. La última planta está reservada para un apartamento con cabinas y un salón donde el cliente puede relajarse con toda su familia, un servicio no al alcance de cualquier bolsillo.
Lo cierto es que Carita ha subido de escalafón en todos los sentidos: también han elevado el precio de sus cremas, conocidas antaño por su fluidez, y han reducido sus puntos de venta, para tratar de centralizar las ventas de la marca y enfocarse al súper lujo.
Una de las novedades de este nuevo centro es además el restaurante «Rosy», dirigido por la chef Amandine Chaignot. Es allí donde se dan cita las turistas adineradas que hacen una pausa en sus compras, pero también las clientas de este spa, mientras esperan ser atendidas en la peluquería.
Finaz de Villaine y su equipo han querido poner en valor el peso histórico de esta marca. Una pantalla interactiva permite a cualquier curioso saber un poco más sobre los vínculos de Carita con toda la “socialité” que pasaba por París desde 1945, como la Duquesa de Windsor, una de las testigos de la apertura de Carita en su apertura inaugural tras la Segunda Guerra Mundial.
“Carita es una casa pionera en la construcción de una relación muy personal entre el arte, la peluquería y la belleza”, destaca John Nollet, nombrado en junio de 2022 director artístico de Carita. La arquitectura del lugar es obra de Sophie Thuillier y Cristiano Benzoni, que han sabido conjugar modernidad y tradición.
Aunque las hermanas Carita fallecieron hace más de 40 años, su legado está presente más allá de estas paredes: en 1958 crearon la Academia Carita en la que se formó una nueva generación de profesionales de la estética, como François Nars y Laura Mercier, quienes han seguido construyendo la leyenda internacional de la belleza francesa.
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